Un palacio con arte en su ADN

En el hotel de lujo Palazzo Venart, la sensibilidad artística se remonta a sus raíces nobles del siglo XV.
Gloria barroca

La restauración de este palacio del siglo XV en el Gran Canal demandó dos años de trabajos para devolverle toda su gloria original, un tiempo relativamente breve si se tienen en cuenta toda la atención y el cuidado puestos en los detalles. Cuando ingresa por el jardín del canal, una rareza en Venecia, inmediatamente verá los artefactos del pasado del edificio que se combinan con esculturas de la artista contemporánea Anna Paola Cibin, quien expuso sus obras en la Biennale. Una vez traspasado el umbral, sentimos que viajamos en el tiempo al siglo XVIII, cuando los aristócratas se reunían aquí para jugar a las cartas y escuchar a virtuosos del piano ejecutar a Vivaldi. Si alza la vista, verá la alta sociedad de Venecia en los frescos del siglo XIX, que un equipo de historiadores y artesanos restauró. Incluso Elisabetta Ghettini, cuya firma trabajó en la reciente restauración del puente del Rialto, aportó su granito de arena al proyecto. El Piano Nobile, un antiguo piano cortesano francés, traído cuidadosamente en bote por el canal, es un recordatorio más del pasado artístico del palacio, que complementa la arquitectura tripartita de Venecia y las balaustradas en piedra de Istria que rodean las ventanas en arco.

Tan pronto como se ingresa, se siente transportado al pasado gracias a los frescos restaurados, los pisos de terrazzo veneciano, las ventanas con vidrios emplomados y los apliques de adorno.
Cada habitación es única, con detalles en la decoración como empapelado de damasco Rubelli, pisos de terrazzo y candelabros en cristal de Murano.
El Palazzo Venart es uno de los pocos hoteles con salida al canal que posee un jardín.
Antigüedades invaluables, espejos dorados, ventanas emplomadas, cortinas de terciopelo y candelabros de cristal de Murano que devuelven al palacio el encanto de su época de oro.
Artes y cocina

Esta sensibilidad decorativa se extiende a las 18 habitaciones y suites, cuyos nombres evocan figuras destacadas, como Tiziano, Marco Polo, Casanova y Lord Byron. Estas habitaciones de lujo están recubiertas en seda de damasco del legendario Rubelli, un nombre sinónimo con la ciudad de Venecia. Antigüedades invaluables, espejos dorados, ventanas emplomadas, cortinas de terciopelo y candelabros de cristal de Murano que devuelven al palacio el encanto de su época de oro. Cada habitación decorada individualmente tiene su propio carácter, no hay dos exactamente iguales. La suite Lord Byron luce pisos de madera de un entramado encantador, un diván en color cobalto y muebles en estilo chinesco, en tanto que la suite Marco Polo ostenta pisos de terrazo clásicos y un cielorraso delicadamente pintado. Todas las habitaciones cuentan con suntuosos baños de mármol con servicios y comodidades de lujo.

Y como complemento de la arquitectura clásica del palacio y su diseño decorado, el famoso chef Enrico Bartolini (uno de los más jóvenes chef de Italia en ganar dos estrellas Michelin) da vida a obras de arte culinarias en Ristorante GLAM. Renombrado por su enfoque contemporáneo a la cocina clásica, este chef de la Toscana que se forjó y destacó en MUDEC de Milán, ha traído su toque exclusivo a Venecia. Mientras pensaba en el menú, observaba todo lo que lo rodeaba, y los platillos tradicionales de Venecia, centrados en los alimentos provenientes del mar, fueron su inspiración. Obtiene las verduras de una huerta en Giudecca y las trae hasta el jardín del Palazzo Venart, donde los huéspedes pueden saborear una cena al fresco a la luz de las velas, con vista al Gran Canal.

Los huéspedes pueden degustar el sabroso menú ecléctico de ocho platos de Bartolini, ejecutado con extrema delicadeza por el chef ejecutivo Donato Asconi, o pedir à la carte. Desde el primer bocado hasta el postre de helado de avellana con mousse tibio de chocolate, los platos artísticamente presentados son un festín para los sentidos y un contrapunto exquisitamente brillante para el estilo clásico del hotel. Indudablemente, GLAM es un bienvenido agregado a la escena gastronómica de La Serenissima.