La historia se repite

Los huéspedes del hotel Widder son invitados a viajar al pasado entre lujos modernos e indulgentes
Una preservación histórica

Nueve casas medievales están inteligentemente conectadas para crear una experiencia hotelera única en Zúrich. Widder Hotel guarda 700 años de historia entre cada una de las residencias meticulosamente restauradas y, mientras que su patrimonio cultural no tiene precio, un diseño modernista seleccionado agrega otra dimensión a la experiencia de la estadía.

Cuando el ambicioso proyecto de dar lugar a un hotel ultramoderno en el marco de un hito nacional suizo de los siglos XI a XV estaba en marcha, la demolición no estaba dentro de los planes. Propiedad original del gremio de carniceros, donde la alta burguesía, los comerciantes y los artesanos realizaban sus negocios en la edad media, llevó una década y casi 1000 profesionales (desde arqueólogos hasta arquitectos) para crear el Widder Hotel en 1995.

Vigas de madera, pisos terracotta y frescos originales son características destacadas de la estructura original, mientras que los muebles modernos agregan un encanto contemporáneo.
La azotea de la suite Penthouse ofrece vistas de gran alcance de la ciudad.
Nueve casas medievales fueron inteligentemente conectadas para crear una experiencia hotelera única en Zúrich.
Llevó una década y cerca de 1000 profesionales, desde arqueólogos y arquitectos, para crear el Widder Hotel.
Recursos brillantes

Dada esta profundidad histórica, el arquitecto suizo Tilla Theus tomó medidas para preservar la individualidad de las casas y creó pasadizos que conectan un edificio con el siguiente. Es una forma inteligente de mantener la integridad de cada estructura e incluso permite un flujo constante. No se puede negar el patrimonio en las habitaciones designadas individualmente. Las paredes de piedra y las vigas expuestas de madera recuerdan el pasado, mientras que el acero cromado y el vidrio colocan a los huéspedes firmemente en el presente.

Las habitaciones dan la bienvenida a lo clásico moderno en sus diseños interiores con sillones lounge diseñados por Charles y Ray Eames en la década de 1950, y sofás de Le Corbusier, circa 1928. Entre algunos de los platos fuertes que perfeccionan el perfil del Widder Hotel se encuentran pinturas grisalla originales en las paredes de la primera sede del gremio, que han sido guardadas y que se pueden observar en la habitación 308, mientras que en la casa Tatzfuss cuelgan obras de arte contemporáneo destacadas: Flamingo Gander, un tríptico de Robert Rauschenberg en la suite Penthouse.

También hay belleza afuera de la suite, donde la terraza de la azotea ofrece vistas magníficas del casco antiguo, del lago Zúrich y de las montañas.

Para más información sobre el Widder Hotel o sus orígenes históricos, contáctese con el conserje al hacer una reserva.