Los visitantes que vuelven a Zúrich ya conocen las atracciones más importantes del casco antiguo: la iglesia de San Pedro, cuyo reloj es el más grande entre las iglesias de Europa, y las torres dobles de la catedral Grossmünster, el hito más famoso de la ciudad, donde los visitantes pueden subir 187 escalones para obtener una vista a ojo de pájaro de las azoteas de Zúrich y, más allá, de las majestuosas montañas alpinas. Pero el encanto tranquilo de la zona, sus calles empedradas, sus callejones sin automóviles y sus tranquilos cafés en las veredas merecen otra mirada. Walliser Keller (21 Zähringerstrasse; +41-44-269-44-44) es uno de los lugares preferidos para la fondue tradicional suiza servida dentro de pequeñas góndolas rojas que alguna vez llevaban esquiadores hasta los Alpes.
Queme las calorías con una escalada recreativa por el centro de la ciudad medieval hasta la cima de la colina Lindenhof. Allí, disfrute viendo a los asiduos jugar una partida de ajedrez a escala real en un gran tablero de ajedrez enlosado con piedras.
Para explorar el lado moderno de la ciudad, diríjase al oeste de Zúrich, la tierra de la transformación. “Este es el distrito de moda y donde convergen tipos creativos de moda”, afirma Schwarzenbach-Götti. No se pierda Puls 5 (18 Giessereistrasse; +41-44-544-10-82). Construido en una antigua fábrica de fundición, hay restaurantes y tiendas pequeñas, pero la pieza central es la sala de exhibiciones, donde tienen lugar grandes ferias de arte, entre ellas la Feria de Arte Contemporáneo de Zúrich cada septiembre. Además siempre hay algo que hacer, desde ferias de vino hasta un mercado popular.
Foto cortesía de Walliser Keller.