Copenhague es una ciudad relativamente sencilla para explorar. La gran parte de la vida en la ciudad se desarrolla alrededor de Stroget, la peatonal más larga de Europa, y el Canal Nyhavan, ambos alejados de la Nueva Plaza del Rey. Para familiarizarse con la ciudad, empiece con un paseo en una de las tantas excursiones al canal, que salen a cada hora del Canal Nyhavan. Desde el agua, podrá comprender rápidamente la disposición de la ciudad, y ver la Ópera, la famosa estatua de la Sirenita, de Hans Christian Anderson, y lo que algunos consideran el restaurante más famoso del mundo, Noma. A solo unos minutos de Stroget en taxi, se encuentran los Jardines de Tivoli y el parque de diversiones más antiguo de Europa. Aquellos interesados en opciones para comer al aire libre, encontrarán muchísimas propuestas para la cena. En verano, la Nimb Brasserie vende boletos para espectáculos junto con sus reservas para la terraza, que está junto al escenario donde se realizan los conciertos.
En las afueras de Copenhague se encuentran dos de los principales atractivos de la ciudad: El Museo Louisiana de arte moderno, que incluye una de las colecciones más importantes de Europa, y un gran parque de esculturas. Para realizar un viaje más largo, pruebe visitar Legoland, que es ideal para las familias que visitan la zona. El parque tiene muchos puntos destacados, como montañas rusas, paseos en bote, restaurantes y Miniland, construida con más de veinte millones de bloques de Lego. Por último, pero no menos importante, el Palacio Amalienborg, en el centro de la ciudad, es una parada maravillosa en cualquier viaje. El palacio fue sede de la familia real desde el siglo XVIII y los visitantes pueden apreciar palacios y residencias privadas que representan algunos de los mejores ejemplos de arquitectura Rococó.